lunes, 21 de octubre de 2019

¿HAY GATO PARA RATO?


La marcha del millón lejos de cumplir el objetivo del eslogan en lo particular ya no es con visiones de “dar vuelta la elección”. Más centralista en su fórmula se caracterizó por catapultar a Mauricio Macri como futuro referente opositor del próximo gobierno lugar que ratificó al día siguiente en el debate presidencial. Ya en el primero realizado en la Universidad del Litoral dejo expuesta su asimilación de que María Eugenia Vidal ya no sería la gobernadora después del 10 de diciembre cuando al salirse de su libreto chicaneó Axel Kicillof quedando en evidencia. El Macri de campaña desapareció, ya no miente con promesas, actitud que adopta en época electoral, de lo contrario, acude a la táctica de chicanear, aportar datos erróneos, que no sabemos si está mintiendo o realmente cree decir la verdad y acusando al peronismo de todo los males que el dejó, es cierto que no recibió de herencia a un país símil “Suiza” pero si entregará una Argentina que renquea en inflación con Venezuela y Sudan del sur. A su favor sigue el blindaje mediático; los diarios del domingo rompieron su portada con una foto que buscaban hace tiempo, la de una imagen panorámica que muestre una considerable cantidad de gente. Sin necesidad de aclarar que Macri el sábado jugó de local tenemos que entender que quizás en otra parte del territorio nacional no sería el mismo número de personas reunidas; esto lo veremos esta semana donde Vidal también cerrará su campaña en un distrito en el que el partido amarillo se hace fuerte, será en Vicente López, precisamente en el estadio de Platense. Cambiemos ya no es el del 10 agosto y acá sí que “pasaron cosas”. La trompada electoral los hizo replantearse donde está parado cada uno, Macri, Vidal, Larreta, Marcos Peña.


La pelea por quedarse con Cambiemos.


El acto del día sábado a su vez sirvió de “inflador anímico” al electorado de la alianza pero de la misma forma  fue una demostración de poder frente a sus compañeros de equipo, de los que quedan de aquellos de “los mejores de los últimos cincuenta años”. En términos biológicos podría llamarse que el PRO transita un a “selección natural” en donde de acuerdo a su entorno condicionan la manera que evolucionará el espacio político. Ante la exclamación de “hay gato para rato” está Rodríguez Larreta que no corre con la suerte del presidente y la gobernadora pero tampoco puede descuidarse en las elecciones, Matías Lammens lo podría forzar a un eventual ballotage pero así y todo puede ocupar un ala dura dentro del espacio nacido en capital Federal y disputarle el liderazgo a Macri mientras también apunta a generar treguas internas para sostener sus funcionarios así lograr continuar con un pié dentro del territorio que los vio nacer. A esta triada de tensiones políticas la completa la actual gobernadora de Buenos Aires que hoy toma, frente a los medios, una postura más pendular con inclinaciones a liderar el post-macrismo.


Ante esta exposición de fuerza por parte de Mauricio Macri, buscando relegar las imágenes del jefe porteño y la leona de la provincia, está el radicalismo, eterno rival del peronismo y que hoy ya no ocupa los pedestales intrínsecos de las contiendas frente a sus míticos adversarios de larga data comprendidos en la década de los ´40. Hoy  Macri quiere ocupar hasta ese lugar el que le pertenece al partido con más de un centenar de años. En una clara demostración de abarajar recursos acercándose al 27 de octubre desde juntos por el Cambio toman la decisión de poner en prácticas las modalidades de esa política que siempre criticaron, la de “el pueblo” en las calles y los masivos actos que solo buscan que se perciba el poder de convocatoria a pesar de la cataratas de medidas anti populares generada durante sus cuatro años de gobierno.

Roberto Rock.

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