viernes, 19 de mayo de 2017

Desorden sin progreso

Alguien en este momento está preparando un discurso, redactando una crónica o armando una noticia para poder transmitirle al lector lo que está pasando; algo parecido a lo que me está pasando en este instante. Solo crecen preguntas en esta tierra fértil de incertidumbre y desconocimiento. Quizás algún desprevenido no se percato lo que está pasando en América Latina a nivel general, no tiene en cuenta términos como Lava Jato, Odebrecht, Socma, offshore.


Cuando hablamos de “DERECHA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN” estamos tratando de explicar lo que pasa hoy en la hermana Brasil. Cuando hay un gobierno popular, que responde más por la clase trabajadora que por los sectores corporativos y empresariales la derecha no titubea en confrontar. La derecha más recalcitrante es la que representa a todas estas empresas que se apropian de la riqueza de un país y se la llevan a sus países de origen. Aliándose con un gran medio de comunicación comienzan a denigrar a los representantes de gobiernos populares hasta hacer creer a la mayoría de la población de todas sus calumnias desestabilizadoras. Pero hoy en Brasil está quedando en evidencia todas estas maniobras. Todos fuimos testigos de la destitución de Dilma Rousseff, acusada de corrupción y demás cargos por un parlamento que estaba más manchado que guardapolvo de jardín de infantes. Hoy quienes lideraban esa destitución están en la boca del lobo. Todos sus casos de corrupción quedaron a la luz, desde secretarios hasta el mismo presidente, que no fue elegido en elecciones populares, Temer. Sus ministros están renunciando, otros están presos como Eduardo Cunha, ex presidente de la Cámara de Diputados. El primer mandatario hoy está solo. En conferencia de prensa sin ministros ni secretaros que lo apoyen, sin medios de comunicación que lo defiendan salió a justificar lo injustificable. Queriendo ser espontaneo solo logra asemejarse a la expresión que alguna vez acuñó Hannah Arendt, la banalidad del mal.  El que hace poco más de un año era la salvación de Brasil ante la “corrupta” gestión de Rousseff hoy se ve un futuro totalmente te oscuro y rehusándose a entregar el poder.

Esto es la derecha, una empresa que recibe sobornos creando una situación en complicidad con los medios de comunicaciones, distrayendo la atención de la sociedad para que el gobierno tenga espacio de poder reorganizar el sistema de gobierno a su favor. Pero el descuido de quien representa ese poder es castigado por quienes dan ordenes, ellos no se mofan ni tiene misericordia, son el poder dominante y hoy Temer tiene que pagar por sus errores, por no ser un buen lobbysta, por no defender y representar como corresponde a los poderosos del mundo que están interesados en Brasil. Esto pasa en todo el mundo, no nos distraigamos con Brasil, Venezuela o Argentina. La derecha neo-liberal ventajera trabaja con una rapacidad grotesca.