jueves, 30 de marzo de 2017

Mi nombre es Mauricio ¿en que puedo ayudarlo?

Podemos insultar y ser irónico todo lo que queramos, pero esto siempre va a ser así. En todos los países del mundo hay un “Macri”. Insultar a Macri no es más ni menos que lo que hacemos con el telemarketer que nos atiende cuando hacemos un reclamo a nuestra operadora de telefonía celular o internet. Solo son los que reciben los insultos; Están para eso. Desde Bartolome Mitre hasta hoy, los métodos son los mismos. Agentes lobbistas; son los pregoneros del mensaje de confianza; Traen disposiciones indicadas para un supuesto bienestar en la sociedad, pero, un bien estar ideal que carece de propuestas, si hay algo que no pueden transmitir es el “CÓMO?”



Si pudiésemos entender al neoliberalismo, solo en su mínima expresión, deberíamos notar que nunca se presenta como lo que encarna. El neoliberalismo nunca dio resultados positivos en algún pueblo del mundo; No confundir liberalismo con NEO-liberalismo; Milton Friedman se encarga de dejar bien en claro cuáles son los objetivos de este plan económico que busca exprimir a los países en sub-desarrollo. Cada país tiene su representante visible, por detrás de él hay infinidades de nombres que todos responden a uno solo, o primordialmente a un determinado grupo de poder. Un poder dominante en todo el mundo. Claro está que para los desprevenidos esto los hace pensar que quienes tenemos esta postura, esta manera de mirar las cosas, vivimos en una realidad  cual serie de Netflix, pero no. Cierto sector de la sociedad tiene tal nivel de desinformación que solo atina a acusar a este sector, al cual pertenezco, de ser una especie de paranoico que cuestiona y deduce todo dando como resultado que la responsabilidad de todo la tiene el neoliberalismo.
Pero volviendo al plano político nacional; tiene que quedar claro que nos estamos enojando y agarrando con “El pibe” que está en el mostrador de entrada, un pibe que tiene puesta la camiseta de su empresa, un pibe que sabe lo que hace, que sabe para qué está ahí; un “militante” del neoliberalismo, un “soldado” de Milton Friedman. Alguien que fue preparado desde muy chico, en el “arte” de la economía fue entrenado cual monje Shaolín, espiritual y físicamente para servir al mercado. Empresas multinacionales, aristocracias, burguesías y oligarquías es lo que representa su entorno. Los dueños de la Argentina, los que traían en barcos las estructuras edilicias de palacetes franceses, para parecerse a Europa, y que nos impacta la visual cuando andamos por las calles del centro de la ciudad de Buenos Aires. La poca predisposición y falta comunicación con el pueblo, podríamos llamarlo vulgarmente la falta de “calle”, es lo que caracteriza a este sector que de ningún modo podemos identificar como políticos. Un político por mas mentiroso, mafioso y corrupto que sea no provoca los exabruptos que esta dirigencia causa. Es tal la falta de experiencia en el trato que obliga a un extremo blindaje mediático, el blindaje, el apaño de todos los medios de comunicaciones afines a ellos, los mismos grupos beneficiados por el neoliberalismo aprovechando esa ventaja por formar ese mismo entorno que remarcaba con anterioridad, el de la aristocracia u oligarquía, como prefieran llamarlo. Van a llegar a tal punto de ineficiencia comunicativa que estos medios no podrán rescatar la imagen tan huérfana de coherencia y responsabilidad en la intensidad de las palabras que pronuncian. Empresarios tratando de apañar empresarios, cuando los empresarios de la comunicación tienen que proteger políticos es mucho más fácil, porque el político neoliberal está sometido a la orden de las corporaciones, el mercado; todos estos son los que regulan la política; pero cuando los grupos económicos tienen que trabajar a la par de otro grupo económico, que a su vez, tienen que actuar de políticos, comienza una lucha de liderazgos, propio estado de competencia que al rubro lo caracteriza; algo que no puede llegar a buen puerto.

Pero recordar que no son políticos, son empresarios representando a otros empresarios; están concientizados que tienen que recibir todos los palos, están formados para eso. 

Aquí no podremos descifrar si son buenos políticos o no, porque un buen político no se refleja con lo que dice si no con el barro que tenga en sus zapatos.

jueves, 23 de marzo de 2017

El ultimo Walsh.

 

“Cuidame las lechugas” fue el saludo a lo lejos de un hombre de 50 años tratando de parecer de 70. Hay ocasiones en las que una imagen de líder sumado a una solidad consistencia intelectual bastan para ser tomado como referente. 40 años después continúan las culpas que rebotan de frontón en frontón, el hecho es que físicamente abandonó la lucha por la fuerza. Esa postura de “paladín” de informar en los momentos difíciles, sumado a las responsabilidades de una lucha de resistencia  acarreo a ese 25 de marzo de 1977 a dejar en la memoria de todos, acepto los desprevenidos, la imagen de Rodolfo Walsh. Unos encuentros llenan de misterio a esa jornada. Desde su lucha por informar, de que se escuche lo más que se pueda, desde la clandestinidad, de advertir y dar a conocer lo que estaba pasando por esa época oscura. Convencido de que no lo iban a escuchar pero seguro de que se iba a conocer tomo una decisión. Escribir a un año del gobierno de Videla, una carta. La carta a las juntas no es solo un testimonio que rellena la historia Argentina, la carta es un emblema del periodismo no solo nacional, si no también, latinoamericano. La lucha por la esperanza de un país mejor desde las teclas de una máquina de escribir- “La máquina de escribir según cómo la manejás, es un abanico o una pistola”. 

La responsabilidad de Walsh era la de informar en los momentos más difíciles. Así como también lo menciona en el Caso Satanowsky. El periodismo tiene el deber de informar en los momentos difíciles. Siempre dándole la voz a los sectores oprimidos y enfrentando lo establecido, oponerse a esa voluntad de poder de los grupos económico mundiales. Más aun los periodísticos,  pregonan sus noticias de acuerdo a sus intereses haciéndolas establecer como verdad única.  Nietzsche decía que la verdad es la mentira más eficiente, Como que la verdad no existe. Es acá donde aparece Walsh, desde la otra vereda.
No podría estar nunca en los zapatos de Walsh, es un prócer de la libertad de expresión, de lucha contra la hegemonía dominante, de la justicia social. Por más que haya estado en la derecha más dogmatica tuvo la supremacía intelectual para poder amoldarse a la izquierda más combativa de los ´70. Él es  referente latinoamericano del periodismo, estandarte de todos aquellos que se oponen, en el área periodística, a las grandes cadenas informativas del capitalismo norteamericano. Walsh no fue parte de una generación que descubrió la política, sino, que conoció experiencias y frustraciones. Estamos acostumbrados a una sociedad que todo lo hace por interese y donde gran parte de las masas cómodamente absorben y hacen propios los mensajes de los poderes dominantes dejando de lado que el hombre es un ser finito, no se puede perder tiempo, inmediatamente tenemos que estar cuestionándonos, preguntándonos, contradiciéndonos.
Ahí nace la reflexión, debemos contar con un pensamiento autónomo y no caer, como dice Heidegger, en un estado de interpretado, muchos no hablan, están siendo hablados y pensados por otros, por sectores que instalan de manera masiva y compulsiva su discurso para salvaguardar sus intereses. Sin percatarse están llegando al estado de “existencia inauténtica”.


Roberto Gigena.