jueves, 1 de septiembre de 2016

NI UN TANTÍTO ASÍ, NADA. Un golpe de estado con el martillo de la justicia.

“La bestialidad imperialista – dice el Che - bestialidad que no tiene una frontera determinada, ni pertenece a un país determinado. Bestias fueron las hordas hitleristas, como bestias son los norteamericanos hoy, como bestias son los paracaidistas belgas, como bestias fueron los imperialistas franceses en Argelia”.
Esta afirmación fue hecha  ante el pueblo de Cuba el año1961 por Ernesto “Che” Guevara, recordando la intervención belga en el Congo y el asesinato de Lumumba y expresa una línea de conducta más que clara. Hace referencia en que no se puede confiar en el imperialismo.



He llegado a pensar que la coherencia es algo sobre valuado, que quizás este bueno ser coherente, pero uno no puede ignorar que también maduramos, crecemos y transformamos nuestras ideas, evoluciona nuestra postura, en este caso, política.
Hoy nuestro continente está siendo nuevamente azotado por este régimen, el imperialismo norteamericano esta cobrándose todos estos años de haber chocado contra políticas proteccionistas, una América latina que los obligaba a abstenerse de interferir en sus políticas. EE.UU durante aproximadamente diez años necesito poner su atención en las políticas mundiales que ponían en riesgo su estatus político y económico. Su lucha contra el terrorismo y la contienda económica en los mercados frente al potente asiático, China. Mientras tanto, por el sur del continente se formaban gobiernos de mujeres, obreros e indígenas. Una casta de dirigentes que no son del ceno demócrata, estadistas que abrazaban la causa del pueblo. Nacionalización de empresas, modificación de leyes a favor de sus pueblos, limites a las actividades económicas de las multinacionales,  la actividad financiera restringida con la intención de no dañar la economía interna. Ahora bien, si reunimos todos estos puntos y hacemos un análisis de que sector es el menos beneficiado no tardaríamos en darnos cuenta que el malestar, el de intereses afectados,  se encuentra en las clases altas, en esa porción empresarial de grupos económicos que siempre manejo la economía, no solo de su país, si no que de toda la región latinoamericana. Hoy eso ya lo están revirtiendo.

Poco a poco el gran poderío imperialista comienza a enfocar nuevamente su atención, de lleno, en Latinoamérica. El consenso de Washington reflota, un plan cóndor reformuládo de acuerdo a la época y todo esto ya no defendido por tanques y fusiles si no quienes tomaron la posta fueron los medios de comunicación. La clase alta invierte en medios de comunicación para informar su verdad, para enviar su mensaje a la clase media buscando que este sector capte el voz y lo tome como propio volcándose contra las clases populares y apoyando medidas anti democráticas como la que hemos visto en estos últimos días. Una presidenta elegida por 55 millones de persona es echada, destituida por  sesenta personas que decidieron esa medida a razón de que la culpan de diversos casos de corrupción, vale aclarar que aun no hay pruebas de todas esas acusaciones, no así es el caso de la mitad de los acusadores, en ellos existen denuncias que si cuentan con pruebas, estos encomendados de la “justicia” Brasilera tiene un prontuario decadente pero le atribuyen cargos a alguien sin poder probarlos. El “golpe blando” se hace presente, los chacales cipayos actúan el servicio del imperio desestabilizando las democracias latinas. Celaya en Honduras, Lugo en Paraguay y ahora Dilma. El constante intento de desestabilización del gobierno popular comienza a dar resultados. Ya la ejecución de estas políticas están en curso, solo queda resistir y luchar, lo lamentable es que la lucha la tenemos que hacer contra nuestros compatriotas que se encolúmnan al servicio del establishment norteamericano. Como decía Jauretche Si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende

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