“Cuidame las lechugas” fue el saludo a lo lejos de un hombre de 50 años tratando de parecer de 70. Hay ocasiones en las que una imagen de líder sumado a una solidad consistencia intelectual bastan para ser tomado como referente. 40 años después continúan las culpas que rebotan de frontón en frontón, el hecho es que físicamente abandonó la lucha por la fuerza. Esa postura de “paladín” de informar en los momentos difíciles, sumado a las responsabilidades de una lucha de resistencia acarreo a ese 25 de marzo de 1977 a dejar en la memoria de todos, acepto los desprevenidos, la imagen de Rodolfo Walsh. Unos encuentros llenan de misterio a esa jornada. Desde su lucha por informar, de que se escuche lo más que se pueda, desde la clandestinidad, de advertir y dar a conocer lo que estaba pasando por esa época oscura. Convencido de que no lo iban a escuchar pero seguro de que se iba a conocer tomo una decisión. Escribir a un año del gobierno de Videla, una carta. La carta a las juntas no es solo un testimonio que rellena la historia Argentina, la carta es un emblema del periodismo no solo nacional, si no también, latinoamericano. La lucha por la esperanza de un país mejor desde las teclas de una máquina de escribir- “La máquina de escribir según cómo la manejás, es un abanico o una pistola”.
La responsabilidad de Walsh era la de informar en los momentos más difíciles. Así como también lo menciona en el Caso Satanowsky. El periodismo tiene el deber de informar en los momentos difíciles. Siempre dándole la voz a los sectores oprimidos y enfrentando lo establecido, oponerse a esa voluntad de poder de los grupos económico mundiales. Más aun los periodísticos, pregonan sus noticias de acuerdo a sus intereses haciéndolas establecer como verdad única. Nietzsche decía que la verdad es la mentira más eficiente, Como que la verdad no existe. Es acá donde aparece Walsh, desde la otra vereda.
No podría estar nunca en los zapatos de Walsh, es un prócer de la libertad de expresión, de lucha contra la hegemonía dominante, de la justicia social. Por más que haya estado en la derecha más dogmatica tuvo la supremacía intelectual para poder amoldarse a la izquierda más combativa de los ´70. Él es referente latinoamericano del periodismo, estandarte de todos aquellos que se oponen, en el área periodística, a las grandes cadenas informativas del capitalismo norteamericano. Walsh no fue parte de una generación que descubrió la política, sino, que conoció experiencias y frustraciones. Estamos acostumbrados a una sociedad que todo lo hace por interese y donde gran parte de las masas cómodamente absorben y hacen propios los mensajes de los poderes dominantes dejando de lado que el hombre es un ser finito, no se puede perder tiempo, inmediatamente tenemos que estar cuestionándonos, preguntándonos, contradiciéndonos.
Ahí nace la reflexión, debemos contar con un pensamiento autónomo y no caer, como dice Heidegger, en un estado de interpretado, muchos no hablan, están siendo hablados y pensados por otros, por sectores que instalan de manera masiva y compulsiva su discurso para salvaguardar sus intereses. Sin percatarse están llegando al estado de “existencia inauténtica”.
Roberto Gigena.
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